Equipo de montaña para niños
Ir de excursión en familia es una de esas actividades que los niños recuerdan con especial cariño. El contacto con la naturaleza, jugar al aire libre, comer de picnic, la libertad. Pero detrás de ese estupendo día hay una planificación previa por parte de los padres. Y una de las cuestiones a las que hay que prestar especial atención es al equipo del niño para ir a la montaña.
Llevar el correcto equipo de montaña para niños es determinante para garantizar el éxito de una excursión. En muchas ocasiones tendremos que realizar paradas para descansar, para que los niños hagan sus necesidades o simplemente para observar una mariposa, en condiciones que no siempre serán las más óptimas: frío, viento, calor, sudor… La diferencia entre llevar una equipación adecuada o no, puede ser la diferencia entre una buena o una mala experiencia para el niño.
Además de las necesidades propias de cada niño en función de su edad, como pañales, toallitas, comida, biberón, baberos, muda limpia, papel higiénico, bolsas para los desechos, chupete… deberemos tener en cuenta otros elementos a la hora de planificar nuestras excursiones a la montaña.
Os dejamos el equipo para ir a la montaña con niños que hemos incluido en el manual de nuestras guías de excursiones con niños:
Manual para pequeños montañeros
Con este libro descubrirás de forma divertida los secretos de la naturaleza para disfrutar de tus aventuras al aire libre. Sigue las pistas, observa el tiempo, descubre el universo, encuentra tu camino, explora la Tierra... y mucho más!
PARA CAMINAR
Ropa
A partir del momento en que el niño comienza a andar con soltura, la equipación que necesita para ir a la montaña será similar a la de un adulto. La ropa deberá ser cómoda y transpirable, y estará compuesta por tres capas. Una primera consistente en una camiseta que evacúe el sudor y les mantenga secos (preferiblemente tejidos sintéticos y colores claros), una segunda que retenga el calor (como un forro polar), y una tercera, impermeable, transpirable y cortavientos.
Además tendremos en cuenta lo siguiente:
Llevaremos siempre, incluso en verano, ropa de abrigo (protegiendo especialmente la cabeza, el cuello y las orejas del niño) y cortavientos/impermeable, preferiblemente con capucha, para evitar que durante las paradas, o por un cambio en el tiempo, los niños se enfríen con rapidez.
Es aconsejable llevar pantalones largos, o al menos que se puedan extender, para proteger las piernas de las picaduras, ramas y pinchos que, dependiendo de la época, podemos encontrar en mayor o menor medida, y a los que, por la menor estatura de los niños, están más expuestos.
Botas de montaña
Protegeremos sus pies con un calzado adecuado que disponga de una suela de goma gruesa y flexible, y que preferiblemente cubra completamente el tobillo. Es importante que tengamos en cuenta en todo momento que las irregularidades del terreno suponen para los más pequeños un obstáculo mucho mayor que para nosotros.
Mochila
La mochila tiene un fuerte valor simbólico, en ella guardamos todas aquellas cosas que nos permiten recorrer la montaña con autonomía. Es recomendable que los niños lleven su propia mochila adecuada a su tamaño a partir de los 5-6 años, cargada con poco peso (comida, agua…), con el objetivo de transmitir los valores de responsabilidad que implica su uso y no tanto por practicidad. Llevar la mochila les hará parecerse más a los mayores, haciéndoles sentir un miembro más del equipo.
Bastones
Los palos o bastones disminuyen el riesgo de caídas, reducen el esfuerzo necesario, ayudan a mantener el equilibrio y dan seguridad. Es aconsejable su uso a partir de los 6-7 años de edad, antes puede que les resulte complicado coordinarlos adecuadamente con su movimiento. Es interesante que comiencen a habituarse empleando ramas secas como un juego para, progresivamente, ir incorporándolos como un elemento más en nuestras salidas.
PARA ORIENTARSE
Mapas
Aunque por lo general nuestras excursiones por la montaña con niños discurrirán por buenos senderos correctamente señalizados recorriendo distancias relativamente pequeñas y de fácil orientación, es muy recomendable llevar con nosotros un mapa detallado de la zona.
El mapa no solo nos servirá como garantía para evitar y subsanar cualquier confusión en nuestro recorrido, sino que además puede convertirse en el mapa de un tesoro pirata o un reto de orientación con el que proponer nuevos juegos e incentivar la marcha de los más pequeños.
Brújula
Al igual que con los mapas, su uso es doble: práctico y didáctico. La brújula, como complemento al mapa, ayuda a desarrollar las capacidades espaciales al mismo tiempo que el niño juega. Saber orientarse sin la ayuda de la tecnología nos hace más independientes y nos enseña herramientas extremadamente útiles para nuestro día a día.
GPS
Las ventajas y la comodidad que aportan los actuales GPS son incuestionables. No obstante por todo lo descrito anteriormente, recomendamos acotar su uso solo para casos de emergencia. Recordemos que nuestro objetivo es convertir la montaña en una gran escuela al aire libre. Llevar un GPS en la mochila o en el móvil es un sistema más de seguridad, al igual que puede ser el botiquín. Un GPS puede ser muy útil en caso de vernos envueltos en la niebla o al caminar por la nieve, donde las referencias muchas veces pueden llegar a ser confusas.
Los niños también pueden llevar su propio GPS incorporado en el reloj, con modelos similares a los de los adultos, aunque mucho más económicos, de modo que pueda ir viendo los km recorridos, el desnivel, el tiempo de ruta… y grabar el recorrido realizado para luego poderlo recordar en casa.
PARA JUGAR Y EXPLORAR
Walkie-talkie
A los niños les encantan y las posibilidades que ofrecen para el juego y la exploración son ilimitadas. Si vamos en grupos grandes con niños de diferentes edades es especialmente útil llevar unos walkie-talkies para mantener contacto entre el grupo de cabeza y los más rezagados, compartiendo los unos con los otros todo aquello que van descubriendo a medida que avanzamos.
Prismáticos
En la montaña no solo las cosas diminutas escapan a nuestro ojo. Con unos prismáticos podemos jugar a descubrir todo aquello que sin saberlo teníamos justo delante de nosotros. Un animal que se camufla entre la vegetación, un par de escaladores colgando de una pared, el majestuoso vuelo del águila, el coche aparcado en el fondo del valle…
Linterna
Todo buen explorador que se precie lleva siempre una linterna para poder adentrarse con seguridad en cuevas, investigar oquedades o para encontrar la tienda de campaña cuando se hace de noche.
Cuerda
Una pequeña cuerda o cordino no solo nos puede ser útil para dar tranquilidad en un determinado paso en el que el niño se sienta inseguro, sino que además nos permite crear divertidos juegos con muy poco: fabricar un columpio, construir una pasarela, jugar a indios y vaqueros, delimitar la zona de juego, crear una trampa…
Lupa
Los niños son expertos en fijarse en el más mínimo detalle. Mariposas, escarabajos, ciempiés o cualquier pequeño insecto llaman poderosamente su atención. Qué mejor que una lupa para descubrir el pequeño gran mundo que se oculta entre las hojas, piedras y tierra que pisamos.
PARA ESTAR PROTEGIDO
Botiquín
Si queremos evitar que cualquier pequeño inconveniente se convierta en una emergencia más grave, el botiquín debe ser un elemento esencial si salimos con niños a la montaña. Ya lo dice el refrán: “Más vale prevenir que curar”.
Gafas de sol
Al igual que pasa con la piel, los ojos de los niños son más sensibles a las radiaciones solares cuanto más pequeños son. Es necesario protegerles bien los ojos para evitar posibles problemas en el futuro. En el mercado podemos encontrar gafas de sol incluso para recién nacidos. Es recomendable que cuenten con un filtro solar como mínimo de categoría 3. La gorra como complemento a las gafas es muy aconsejable para evitar el sol directo en los ojos al mismo tiempo que protegemos la cabeza del calor.
Crema solar
Todos somos conscientes de los problemas que provoca una exposición prolongada a los rayos del sol, pero en montaña y con niños debemos extremar las precauciones. Por cada mil metros de altitud los daños provocados por la radiación solar aumentan un 15%. A esto debemos sumarle la mayor sensibilidad de la piel de los niños cuanto más pequeños son. Antes de iniciar la ruta es imprescindible protegerles la cara y las extremidades con una buena crema solar (SPF 50), inclusive en los meses de invierno o los días nublados. Es esencial que también nosotros nos pongamos crema al mismo tiempo que ellos para dar ejemplo.
© El texto y las fotografías son propiedad de wildkids.es. Queda prohibida su reproducción en cualquier otro medio sin el consentimiento expreso del autor.
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