Excursión con niños al ibón de Anayet

Desde las instalaciones de la estación de esquí de Formigal, cerca del paso fronterizo de El Portalet, parte la ruta incluida en nuestra guía de «Rutas con niños en el Pirineo aragonés» que, entre prados alpinos e imponentes montañas, nos lleva hasta uno de los rincones con más magia de todo el valle de Tena. Un recorrido exigente, por un imponente y yermo entorno de alta montaña habitado por sarrios y marmotas, que nos reserva una sorpresa inolvidable: el ibón de Anayet. Un enorme lago glaciar entre antiguos volcanes que ocultan los secretos del origen de los Pirineos.

A partir de
7-8 años

Dificultad
Alta

Distancia
11,5 km

Desnivel
625+

Recorrido
Lineal

Altitud máx.
2.240 m

Cómo llegar

Desde Biescas tomaremos la A-136 en dirección a Francia. Pasado Sallent de Gállego continuaremos hacia el paso fronterizo de El Portalet. Unos 3,5 km antes de llegar a la frontera encontraremos el acceso al parking de Anayet, situado junto al Corral de las Mulas, y muy cerca de la frontera, el parking de El Portalet.

Descripción

Varias son las opciones que tenemos para alcanzar el ibón de Anayet; bien desde el Corral de las Mulas, en un ascenso progresivo por un bello valle a los pies del Culivillas, o desde el parking del Portalet, con una fuerte subida inicial por las pistas de esquí a cambio de buenas vistas durante el resto de la ruta. Nosotros hemos escogido la primera de las opciones.

Iniciamos la marcha en el Corral de las Mulas, donde al comenzar deberemos superar una cancela que cierra el tráfico al parking de Anayet fuera de la temporada de esquí y que nos obliga a avanzar por el Barranco de Culivillas a través de una anodina carretera asfaltada. Una vez crucemos el parking y tras dejar atrás los remontes de la Estación de Formigal, tomaremos la senda que, paralela al arroyo, avanza siguiendo las marcas blancas y rojas del GR-11.

Sin pérdida posible y tras cruzar el arroyo, viraremos hacia la derecha para comenzar a subir entre bloques de granito y tarteras hasta alcanzar una zona más llana en donde zigzaguean las aguas del arroyo. Es el lugar perfecto para refrescarse y descansar antes de encarar el tramo final.

Al fondo del barranco divisaremos la cascada que sirve de aliviadero a los llanos de Anayet y detrás nuestro descubriremos la Marmolera de los Picos de los Infiernos, una enorme veta dolomítica de mármol que destaca por su color blanquecino en contraste con el granito y los esquistos. Continuaremos la ascensión cruzando varias veces el arroyo, dejando a la derecha la Punta de la Garganta. La fuerte subida nos aproximará a la cascada que superaremos por una zona rocosa, momento en el que se nos unirá la senda proveniente de la cabaña de la Glera.

El esfuerzo bien merece la pena. El Ibón de Anayet se asienta sobre una amplia llanura vigilado por dos colosos de origen volcánico: el Pico Anayet [2.574 m] y el Midi d´Ossau [2.884 m], ya en la vertiente francesa. El Anayet y el Midi d´Ossau son restos del primer gran choque entre placas que cerró el mar que dividía la Península Ibérica del resto de Europa hace 300 millones de años. En las aguas del ibón podemos encontrar sanguijuelas, por lo que no es recomendable bañarse, pero sus amplios prados, donde se puede encontrar nieve bien entrado el verano, y el increíble escenario, invitan al descanso y al juego.

Antes de tomar el camino de vuelta recomendamos avanzar un poco más en dirección norte, para asomarnos a La Rinconada, la cabecera del imponente valle glaciar de la Canal Roya, que recibe su nombre por sus rojizas paredes de arenisca.

 avanzar en dirección norte para asomarnos a La Rinconada, la cabecera del imponente valle glaciar de la Canal Roya, que recibe su nombre por sus rojizas paredes de arenisca. Los más andarines pueden también completar la ruta con la ascensión al Vértice de Anayet [2.555 m] para disfrutar de una soberbia panorámica de los ibones.

Mapa del ibón de Anayet

Nota: Las edades propuestas en cada ruta están basadas en la distancia, el desnivel y la dificultad (baja, media o alta) que el terreno tiene para un niño. La capacidad psicomotriz puede variar notablemente de un niño a otro, por lo que hay que entender estas recomendaciones como una referencia. Serán las capacidades de cada niño las que marquen en último lugar la idoneidad de una ruta.

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